Por Pastor Adán Vásquez
Isaías 43:1-3
Este es un mensaje que tiene enseñanzas interesantes acerca del amor de Dios para un pueblo rebelde. El profeta Isaías había anunciado el inminente castigo y juicio que le sobrevendría a Israel a causa de su rebeldía, y su pecado. Las noticias acerca del futuro del pueblo no eran alentadoras, vendrían naciones a invadir a Israel y la población sería pisoteada cruelmente por las naciones enemigas. Pero en medio de este panorama gris, el Señor manifiesta un rayo de esperanza y consuelo para el pueblo, a pesar de las amargas experiencias que avecinaban también vendría el consuelo de Dios para el pueblo. Finalmente, él nunca abandonaría a esta nación porque le pertenece y tiene planes de bendición exclusivamente para ellos.
El mensaje de consuelo se resume en los tres versículos de este pasaje:
En el versículo 1 Jehová afirma a su pueblo elegido que Él es el Creador de la nación y por lo tanto le pertenece y le ha puesto nombre así como un padre asigna el nombre a su hijo recién nacido. Esto significa que a pesar del sufrimiento que avecinaba, el pueblo de Dios nunca estaría desamparado por ser una nación especial.
En el versículo 2 Jehová garantiza su presencia durante los sufrimientos que vendrían sobre el pueblo. Las aguas y el fuego representan las calamidades que Israel sufriría en manos de los invasores, pero en medio de todo ello Dios estaba asegurando su presencia con su pueblo.
El versículo 3 Dios se presenta como el Salvador de Israel, anticipadamente asegura que cuando llegue el tiempo determinado en el reloj divino, las naciones paganas como Egipto, Etiopía y Seba serían dadas como recompensa al pueblo invasor por la libertad del pueblo de Dios. Es interesante ver que los acontecimientos futuros son presentados por Dios como algo que ya había sucedido, noten como dice: “A Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti”.
Este cuadro enseña la justicia de Dios, Él perdona pero inevitablemente debe castigar el pecado de su pueblo, y esta es una gran lección para nosotros: nuestro Dios es perdonador pero también tengamos presente su carácter justo porque Él no tolera el pecado.
Los 3 versículos que revisamos en este pasaje bíblico subrayan el carácter bondadoso del Señor, si le hemos entregado nuestro corazón entonces no somos de Satanás sino que somos hijos de Dios y él estará con nosotros a pesar de las peores circunstancias que vivamos, su amor nos ayuda a no temer ante la adversidad y podemos estar firmes ante la inseguridad del mundo.
Realmente nosotros le fallamos a Dios constantemente, pero pidamos fuerzas para mantener una vida de santidad, seamos fieles a nuestro Señor y Él estará siempre con nosotros.
ORACIÓN: Señor, te doy gracias porque eres bueno en todo tiempo, gracias por tu amor y fidelidad. A pesar de mis errores tú mantienes tus promesas a mi favor. Perdóname porque he fallado a tu voluntad, quiero vivir para ti, quiero amarte y serte fiel. Sé que de esa manera podré gozar de tu plena presencia, en el nombre de Jesús. Amén.
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