Por Pastor Adán Vásquez
Apocalipsis 1:17-18
Este es un cuadro en donde vemos que el apóstol Juan vio la presencia y la gloria del Señor Jesús. El versículo 17 dice que el apóstol cayó como muerto a los pies del Señor, esto significa que su reverencia era profunda ya que contemplaba algo sobrenatural, recordemos que en el contexto del AT un judío se consideraba muerto si veía a Dios, en el caso de Juan expresó su reverencia de esta manera ante la majestad y gloria del Señor.
También es de notar que el apóstol estaba atemorizado reverentemente por lo que estaba contemplando. Por tal razón el Señor le consuela y anima a su fiel discípulo colocando su mano derecha sobre la cabeza de Juan en señal de amor, protección, fuerza y consuelo, y le dice: “no temas”. Estos dos versículos presentan fuertes argumentos cristológicos para reafirmar nuestra fe en el Señor, Él es digno de todo honor porque es el vencedor sobre todo.
El reconocido comentarista bíblico Mathew Henry explica que para el caso del apóstol Juan se le dijo que no temiera por los siguientes motivos:
Primero: “Yo soy el primero y el último… y el que vivo” (17c, 18a). Esta expresión denota la eternidad del Señor, así como Jehová en el AT también Cristo estaba al comienzo de todo creándolo todo, y estará también al final como consumador y vencedor absoluto, cuando todos sus enemigos hayan sido puestos bajo sus pies.
Segundo: “Estuve muerto, mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos” (18b) Murió por nuestros pecados; su muerte no tenía otra razón de ser. Pero resucitó al tercer día, por cuanto el sepulcro no podía retener al Autor de la vida. Y todo el que es de Cristo, ha sido sepultado con Él y ha salido con Él a una nueva vida y por su obra y el poder de su Espíritu, será también resucitado físicamente el último día (Jn. 6:40)
Tercero (v. 18c): “Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” También Cristo bajó al sepulcro, pero venció a la muerte, puso libremente su vida y volvió a recobrarla, poder que no posee ningún otro ser humano. Él tiene esas llaves, que son símbolo de poder, de dominio y de victoria; por eso, los vencidos entregaban a los vencedores las llaves de las ciudades ocupadas. ¡Qué consuelo para los cristianos perseguidos saber que nuestro Salvador es el dueño de la vida y de la muerte; hace morir y hace volver a la vida; y, si padecemos con Él, también seremos resucitados y glorificados con Él!
Queridos hermanos, Cristo es la razón por la que nosotros debemos continuar adelante en nuestra lucha cristiana, no permitamos que las circunstancias opuestas a nuestras esperanzas apaguen nuestro fervor y nuestra reverencia al Todopoderoso, estando en las manos de nuestro Señor tenemos garantizado el triunfo sobre lo que humanamente es invencible: La muerte. Cristo es vida, Cristo es triunfo, Cristo es la razón de nuestra vida.
Si por algún motivo usted está desanimado refúgiese en Aquel que nos hace más que vencedores y su vida cambiará porque el Señor le guiará con seguridad a la meta final.
Bendiciones.
ORACIÓN: Señor, gracias porque tu Palabra revela tu poder y grandeza, gracias porque tus obras nos bendicen mientras estamos sobre la tierra. Quiero pedirte que fortalezcas nuestra fe, ayúdanos a creer más en tu Palabra mientras caminamos por las sendas tenebrosas de la vida. Danos la firmeza en tu nombre para obtener victoria sobre nuestras luchas y pesares. Amén.
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