Por Pastor Adán Vásquez
Efesios 4:1-6
Queridos hermanos, en este pasaje escrito por el apóstol Pablo encontramos principios elementales para la comunión cristiana. Esta comunión se refiere a la relación cordial amorosa entre los creyentes. La Iglesia debe ser una comunidad en donde debe brillar la buena relación, la armonía y el amor cristiano, la comunión debe ser el ícono que le da identidad a la comunidad cristiana.
En el pasaje bíblico que nos ocupa, el apóstol presenta los principios elementales que fortalecen la unidad entre los creyentes y también presenta las actitudes que fortalecen la comunión entre los creyentes.
El versículo 1 Pablo hace el llamado a sus lectores a que “anden como es digno de la vocación”. La palabra andar en este texto se refiere a la conducta y la manera de ser; está relacionado con la personalidad del cristiano. La palabra vocación se refiere a la vida espiritual como cristianos. Entonces lo que el apóstol está pidiendo aquí es que los cristianos se comporten correctamente como hijos de Dios, dicho comportamiento está relacionado a la unidad en la Iglesia. De aquí en adelante, el apóstol presenta tres actitudes que todo cristiano debe practicar para fortalecer la comunión entre los creyentes.
Primero: La humildad. El versículo 2 dice “con toda humildad” esta palabra se refiere al dominio del egoísmo, a la negación de uno mismo para someterse al Señor. La comunión en la Iglesia se fortalece cuando cada cristiano se somete al Señor para practicar la humildad. Naturalmente esto no es fácil, puesto que nuestro ser está contaminado por el orgullo, el cual es un mal satánico que ha destruido a muchos cristianos. Pero la humildad bíblica viene de Dios para la vida de un creyente realmente transformado, es decir esta actitud no es producto de un esfuerzo puramente humano sino que llega a la vida como parte de la gracia de Dios.
Segundo: La mansedumbre. El mismo versículo 2 menciona esta palabra. Mansedumbre es la cualidad de una persona que ha sometido su carácter bajo el control de Dios. Toda persona tiene un carácter y es parte de su manera de ser, pero el cristiano verdadero somete su personalidad al señorío de Dios y esto da como resultado la mansedumbre. Entonces una persona mansa piensa y actúa según los valores establecidos en la Palabra de Dios y no reacciona de acuerdo a la naturaleza humana. La mansedumbre contribuye grandemente en la unidad entre los creyentes.
Tercero: La paciencia motivada por el amor. Pablo dice que entre la comunidad cristiana se debe mostrar paciencia para soportar “o aguantar” las deficiencias y debilidades de otros. Esto se refiere a que actuemos con base al amor fraternal cuando enfrentamos situaciones tensas entre los creyentes. Aquí no se habla de una tolerancia con valores del mundo sino al cuidado de la comunión de una comunidad. Tampoco se refiere a actuar de manera hipócrita sino a ser sabio a no complicar situaciones que no requieren necesariamente de una discusión. Cuando hay paciencia crece el amor y la comunión entre los cristianos.
Por último, a partir del verso 3 al 6 el apóstol menciona las bases de la comunión espiritual de los creyentes, éstas bases las estudiaremos en un próximo devocional.
Bendiciones.
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