Por Pastor Adán Vásquez
Génesis: 26:12-25
El pasaje bíblico de hoy nos presenta un evento interesante en la vida de Isaac, hijo de Abraham. Recordemos que esta familia gozaba de un pacto especial que Dios había establecido con ellos. Las promesas de este pacto consistían en bienestar material, espiritual, familiar e incluso nacional. Pero después del fallecimiento del padre Abraham, Isaac enfrentó una hambruna en la tierra de la promesa, por esta crisis él quiso ir a Egipto para hallar alimento pero Dios no le permitió. Entonces Isaac quedó en Gerar, el cual, era un lugar que más o menos quedaba a medio camino a Egipto. Allí Dios le reiteró las promesas del pacto.
Los versículos 12 al 16 narran que Isaac sembró en aquel lugar y fue prosperado abundantemente pues cosechaba grandes cantidades; también llegó a tener una gran cantidad de ganado. La bendición sobre este varón era muy grande que incluso los lugareños le tuvieron envidia, el mismo rey de aquel lugar le pidió que se fuera de allí a causa del poder económico que Isaac tenía.
Los versículos 16 en adelante muestran que Isaac se trasladó a otra región de Gerar y reabrió los pozos antiguos que su padre había cavado hace muchos años, al encontrar suficiente agua para el ganado nuevamente los lugareños altercaron con él. Para evitar problemas, Isaac abandonó dicho lugar para trasladarse a otro sector y abrió un pozo nuevo, lamentablemente le volvieron a ocasionar el mismo problema. Nuevamente dejó ese lugar para ubicarse en otra región más espaciosa en donde finalmente nadie le volvió a molestar.
El versículo 23 dice que Isaac hizo un nuevo traslado, esta vez se estableció en Berseeba, en este lugar se le apareció Jehová para reiterarle las promesas dadas a Abraham. El verso 24 dice literalmente: “Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo”. Estas palabras reafirmaban la promesa de la bendición divina sobre la vida de Isaac. A pesar de los problemas que tuvo con los pobladores de Gerar y los constantes traslados que hizo, las promesas de Dios seguían intactas para la vida de este varón.
La enseñanza de este pasaje es esta: Dios nos ha provisto de muchas promesas a través de su Palabra, a pesar de que pasemos por situaciones adversas, las promesas del Señor se cumplirán y llegarán a nuestras vidas según su reloj divino. Así que, no dudemos de su fidelidad, Él cumplirá sus promesas sin importar los problemas que se presenten a nuestra vida. Mantengamos la fe y esperemos siempre en nuestro Señor.
Todavía hay un detalle importante en el pasaje, el versículo 25 dice que en respuesta a la reiteración de las promesas Isaac edificó un altar para adorar a Dios y cavó nuevos pozos. Un pozo en dicho contexto significaba vida, estabilidad, bienestar, porque con esto se garantizaba la vida humana y la del ganado.
Estimados hermanos, adoremos siempre a Dios por lo que Él es y por lo que hace, realmente el Señor siempre obra a favor de sus hijos, por esto, mientras caminamos en esta vida mantengamos nuestro altar exclusivamente para adorar al Dios de los cielos quien es Dueño de nuestra vida y de todo el universo.
ORACIÓN: Señor, ayúdame a seguir confiando en tus promesas, no permitas que las adversidades del momento me hagan dudar de tu fidelidad. Amén.
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